Mi patria literaria.

Leyendo “El club Dumas” de Arturo Pérez-Reverte, me encontré con una idea que me llamó la atención. Afirmaba a grandes rasgos que la patria de cada uno está en la infancia, en aquellos libros que nos hicieron descubrir la literatura a través de sus páginas, sin imposiciones ni presiones externas, por la pura magia de sus historias; esos libros a los que uno puede regresar para encontrarnos tal como éramos, con nuestra inocencia original. Y me quedé pensando en cuál de los muchos libros que he leído está mi patria. 

Primero pensé en los libros de Carpentier, porque me identifico plenamente con su voz, con sus ideas, con su obra, y cuando me preguntan cuál es mi autor preferido me decanto invariablemente por él, aunque esta elección me duela como si estuviera traicionando a muchos otros buenos autores que me han acompañado en mi camino. Pero pensándolo bien, Carpentier no puede ser mi patria. No lleva más de diez años conmigo. Cuando lo encontré ya llevaba un largo trecho andado en literatura. Él es mi puerto favorito, sí, pero no fue quien me lanzó al océano de las letras. 

Mucho antes de Carpentier ya había habido un autor en mi vida. Un libro más bien, al autor lo conocí a fondo mucho más tarde. Llegó a mí cuando cumplí los siete años, de manos de mi padrino, un hombre sabio que se tomó mi educación muy en serio. “Con la esperanza de que un día llegues a entenderlo”, rezaba su dedicatoria. 

Poco después ya estaba yo disfrutando y aprendiendo con sus cuentos

¡Quién sabe si hay una niña que se parezca a Nené! Un viejito que sabe mucho dice que todas las niñas son como Nené. A Nené le gusta más jugar a "mamá", o "a tiendas", o "a hacer dulces" con sus muñecas, que dar la lección de "treses y de cuatros" con la maestra que le viene a enseñar. Porque Nené no tiene mamá; su mamá se ha muerto y por eso tiene Nené maestra. A hacer dulces es a lo que le gusta más a Nené jugar; ¿y por que será? ¡quién sabe!

"Nené Traviesa", La Edad de Oro, Segundo Número

memorizando involuntariamente sus poemas de cadencia pegajosa,

La montaña y la ardilla
Tuvieron su querella:
-«¡Váyase usted allá, presumidilla!»
Dijo con furia aquélla..

 "Cada uno a su oficio", La Edad de Oro, Primer Número

descubriendo los clásicos de la literatura a través de sus reseñas,

Hace dos mil quinientos años era ya famoso en Grecia el poema de la Ilíada. Unos dicen que lo compuso Homero, el poeta ciego de la barba de rizos, que andaba de pueblo en pueblo cantando sus versos al compás de la lira, como hacían los aedas de entonces. Otros dicen que no hubo Homero, sino que el poema lo fueron componiendo diferentes cantores.

"La Ilíada, de Homero", La Edad de Oro, Primer Número

conociendo grandes personajes históricos…

Hay hombres que viven contentos aunque vivan sin decoro. Hay otros que padecen como en agonía cuando ven que los hombres viven sin decoro a su alrededor. En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Esos hombres son sagrados. Estos tres hombres son sagrados: Bolívar, de Venezuela; San Martín, del Río de la Plata; Hidalgo, de México. Se les deben perdonar sus errores, porque el bien que hicieron fue más que sus faltas. Los hombres no pueden ser más perfectos que el sol. El sol quema con la misma luz con que calienta. El sol tiene manchas. Los desagradecidos no hablan más que de las manchas. Los agradecidos hablan de la luz.

"Tres héroes", La Edad de Oro, Primer Número

maravillándome con lejanas culturas presentadas en sus páginas,

 También, y tanto como los más bravos, pelearon, y volverán a pelear, los pobres anamitas, los que viven de pescado y arroz y se visten de seda, allá lejos, en Asia, por la orilla del mar, debajo de China. No nos parecen de cuerpo hermoso, ni nosotros les parecemos hermosos a ellos; dicen que es un pecado cortarse el pelo, porque la naturaleza nos dio pelo largo, y es un presumido el que se crea más sabio que la naturaleza, así que llevar. el pelo en moño, lo mismo que las mujeres (...)

"Un paseo por la tierra de los anamitas", La Edad de Oro, Cuarto Número

 y hasta interpretando a uno de sus personajes en los eventos festivos de mi escuela durante varios años consecutivos.

 -«Yo voy con mi niña hermosa»-
Le dijo la madre buena.
«¡No te manches en la arena
Los zapaticos de rosa!»

"Los zapaticos de rosa", La Edad de Oro, Tercer Número

Es un libro que me ha acompañado siempre. Lo tengo sobre mi escritorio y de vez en cuando lo abro. Me asomo a una de sus páginas, a cualquiera, y me quedo pegada en una de sus historias. Siempre encuentro algo nuevo en ellas. Siempre me sorprende un nuevo mensaje, una frase hermosa, un giro sublime del lenguaje. A veces sólo leo una línea o dos, lo suficiente para que mi corazón sonría, y lo cierro. No me hace falta más para reencontrarme con mi niña interior, con mi creatividad original, con mi alegría innata.

Hoy, 28 de enero, pensando en José Martí, en su natalicio del que hoy se cumplen 160 años, he descubierto al fin cuál es mi patria literaria.
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Hoy agradezco el buen juicio de mis padres al escogerme padrino.
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Comentarios

  1. Aunque no lo conocía (y tendré que buscarlo), alguna de esas lecturas llegó a mí cuando niño por boca de mis mayores, antes incluso de saber que los libros eran baúles y puertas a reinos y riquezas incontables. El cuento y la poesía, antes que la novela, eran juego de sobremesa y mensajero del sueño.

    Alguien dijo, allá en la pocilga, que había pasado un par de años sin leer; a ello respondí: yo estuve sin leer poco más de tres años y medio. Luego aprendí, y no he dejado de hacerlo.

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    1. Ivanius: La Edad de Oro reune no solo textos de Marti, sino tambien sus traducciones de fabulas y cuentos de otros autores que el consideraba que cada niño debia conocer. Quizas por eso algo haya llegado a ti antes de conocerlo, en aquellos tiempos en que se entraba a otros mundos de la mano de nuestros taumaturgos personales.
      Adore tu respuesta!!!!!
      besos!

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  2. Y qué lindo es volver a esos libros y nunca olvidar a ese niño que hay en nosotros.

    Gracias.

    Besos.

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    1. Hola, Leti!
      Siempre vale la pena volver y recuperarlos.
      Besos!

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  3. Al igual que Ivanius sólo conocí fragmentos de la obra, no sé cómo ni dónde, hace tantos años ya, no cabe duda que tus padres eligieron a la persona ideal como tu padrino y que él también eligió tus primeras lecturas sabiamente.
    Besos!!!

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    1. Supongo que de alguna manera estuviera en los planes de estudio de las escuelas. A fin de cuentas, Marti fue un muy buen escritor, exponente del paso al modernismo en literatura.
      Era un hombre interesante mi padrino, pertenecia a una logia y sabia mucho de muchas cosas diferentes. Lo mismo me enseñaba el nombre de las estrellas que me regalaba una bolsa de uvas pasas o un dulce de frijoles con chocolate deliciosos hechos por el mismo... Se me fue tambien el año pasado. Ese 2012 nunca lo olvidare!
      Besos!

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    2. Me encanta José Martí, debe ser por mi querida Niña de Guatemala :) de tu padrino sólo puedo decir que es una pena que tengan que irse las personas como él, pero qué bueno que dejan una hermosa huella en su paso por acá.
      Besos!

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