Cómo liberarnos (al fin) de las tareas por hacer.

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¿Saben cuál es el remedio último para hacer todas esas cosas que siempre dejamos para después? 

Hacerlas. Así de simple. 

Parece mentira que hayan tenido que pasar 35 años de mi vida para que lograra descubrir el agua caliente. 

¿Cómo lo he logrado? Ha sido todo un proceso de aprendizaje que se puede resumir en tres puntos básicos: 

1. Entender la necesidad de vivir sin pendientes. Esto es, descubrir lo molesto que es el ruido interior que esas tareas sin hacer me generan, entender que el origen de ese ligero malestar que no me abandona está precisamente en ellas, que no me dejan celebrar un buen día de trabajo con la conciencia en paz porque en el fondo sé que siempre "me queda algo por hacer", que de puro acumularse han logrado irme atormentando como el pequeño pero ineludible zumbido de una mosca. Y saber que yo, como todos, necesito y me merezco un espacio de tranquilidad interior.

2. Hacer una sola tarea a la vez (al día). Lo que más molesta es la idea de que, aunque pequeñas, son muchas las tareas que se han ido acumulando. El simple hecho de pensar en que tengo que hacer "todo eso" ya elimina cualquier ligero impulso por comenzar. La clave está en entender que no hay que hacerlo todo de una vez. Si la tarea es muy grande, lo mejor es dividirla en partes y hacer una parte cada vez.

3. Dedicarle (sólo) un ratito cada día. "Un ratito" puede ser eso, un ratito de extensión variable o un tiempo predeterminado, por ejemplo, quince minutos diarios. Pareciera que es muy poco tiempo, que así no terminaremos nunca, pero es todo lo contrario. Mi experiencia es que si nos cansamos un día por querer hacer demasiado, no querremos regresar a estos menesteres hasta que pase un buen tiempo y ya para entonces tendremos mucho más acumulado.

Esta última es la parte más difícil, pero no por eso imposible. ¿Cómo saco yo el tiempo necesario?
  • Despegándome de Internet, porque no es imprescindible revisar cada dos por tres el correo, ni estar pendiente de los comentarios del blog más que una vez al día, ni leer noticias que en realidad no me interesan ni me aportan nada. 
  • Cerrando los libros un poco antes, lo que no significa no leer sino simplemente leer quizás dos o tres páginas menos. 
  • Quitándole a la creación unos minutos, porque no siempre que me encuentro libre tengo que lanzarme a hacer lo que más me gusta. Puedo en cambio reservar unos minutos antes de lanzarme al mundo de los colores y las formas. 
Haciéndolo, no afecto en nada estas ocupaciones y en ese espacio libre que se crea voy resolviendo, una por una, todas esas otras pequeñas tareas. 

El mundo no se va a acabar porque esas cosas sin hacer sigan ahí, en su eterno desorden, creándonos ruido interno con su inaudible pero constante zumbido. Lo que sí les puedo asegurar es que uno se siente muchísimo mejor al ver que poco a poco esos pendientes van desapareciendo. 

Recomendación:

A veces sabemos todo lo que tenemos que hacer sin necesidad de anotarlo pero, créanme, no hay mayor placer que ir tachando en una lista escrita cada tarea realizada. La representación visual de ir por fin superando cada uno de esos pequeños obstáculos es una impresión muy fuerte y, tengo que decirlo, completamente satisfactoria. 

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Déjenme saber si de algo les sirve esta experiencia que les acabo de compartir. 

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Comentarios

  1. Me siento identificada con el hecho de llevar a cuesta una larga lista de tareas por hacer, y me pasa precisamente eso que dices, que de tanto y tanto acumularse me apabullo y termino haciendo casi nada. Quizás recordar las cosas que nos motivan y mueven ayuda un poco de cuando en cuando... ufff pero cuanto cuesta! jaja un saludo enorme, muy buen post, fue como alentarnos para... "manos a la obra" ;)

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    1. Justo era la idea, Romy. Me alegro que te sirva de algo!
      Besos!

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  2. Justo leo tu post cuando planeaba hacer una lista de mis pendientes, que como bien mencionas, siempre estan ahi atormentandome. Hoy mismo comienzo con tus buenos consejos. Saludos Pelusita.

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  3. No considero tener "pendientes", sino que cada día tiene su propio afán y cómo me cuesta salir de todos!!!! Pero en algo tienes razón, ¿cómo salir de eso? ¡haciéndolo! el tiempo es insuficiente pero al final dejamos de hacer una cosa para hacer otra, tal como tú lo aconsejas :)
    Besos!!!

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    1. Que suerte, Miriam! A mi los pendientes a veces me inundan y luego ya ves lo que pasa... He tenido hasta que inventarme mi propio metodo! jajaja
      besos!

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    2. Pelusa, debe ser que soy muy práctica, tal vez hago las cosas a la ligera con tal de salir de ellas o no me ocupo de cosas que de antemano sé que no podré salir.
      Me admira tu capacidad creativa!!! hasta con los propios métodos!!! jajaja.
      Besos!

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