De un libro bien empastado.

Proyecto 365, día 209

Si, como muchos adivinaron, estoy leyendo a Charles Dickens. Mi intención fue leer ‘David Copperfield’ u ‘Oliver Twist’, pero en la biblioteca solo tenían disponibles ejemplares de estos en inglés. Así que, para no acaparar uno de esos libros por largos meses –que es lo que tardaría seguramente en leerlo en ese idioma-, me traje a casa al buen Pickwick y no me he arrepentido en lo absoluto.
Mi primera impresión fue, por supuesto, muy grata al percatarme de la ironía y la comicidad que llenan cada una de sus páginas, pero los primeros capítulos –un poco inconexos y evidentemente escritos como respuesta a algún pie forzado*- me hicieron pensar que de este libro no sacaría nada mas que el buen ánimo que me deja cada sesión de lectura. Llegué incluso a considerar si estaría bien dedicar tanto tiempo a leerlo (porque son mas de 800 páginas de letra pequeña) cuando podría estar enfrascada en otro tipo de libro que me dejara alguna enseñanza concreta. Pero le di una oportunidad y avancé un poco más y al día siguiente otro poco… y ya casi voy por la mitad y estoy encantada con lo que leo.
Es cierto que sus personajes son casi caricaturescos, que incitan a la risa franca y abierta, pero no es menos cierto que cada una de sus acciones –impecablemente narradas con un estilo muy peculiar como el ejemplo que les puse ayer y que me hizo reír a carcajadas un buen rato- encierra una crítica, a veces sutil y a veces no tanto, a la sociedad de su época. Con cada nuevo capítulo, los personajes van ganando en profundidad y realismo, sus mundos emocionales se van abriendo al lector y no dudo que llegue a ser completamente imposibles olvidarles.
Como extra les cuento que el ejemplar que tengo en mis manos tiene todas las condiciones propicias para ser uno de los libros mas disfrutables, materialmente hablando: carátula dura de color azul prusia con textura imitando piel, papel ‘Biblia’ o ‘de cebolla’ con los bordes plateados y –algo que me fascina- una cinta-marcador a juego con el color de la portada.
_______________
*Se llama ‘pie forzado’ en mi tierra a una frase que, aunque dicha por otro, debe ser utilizada por el autor en su propia creación.

Comentarios

  1. Cuando menos lo piensas cae algo muy bueno en nuestras manos, nos engancha y nos deja con ansias se más....sigue disfrutando de tu lectura

    Saludos

    ResponderEliminar
  2. Jeje... en efecto, Pelusilla... el seductor texto no podía ser más que de Dickens. Y déjame contarte algo que probablemente aclare el asunto de lo que te parecía inconexo al principio: este es uno de los casos en que la obra fue presentada por entregas, así que no me sorprende que al principio fue dando tumbos para ya luego, aterrizar flamante. Eso sí, lo del pie forzado es algo nuevo para mí. Sigue disfrutando lectura y edición, vaya un fuerte abrazo para allá.

    ResponderEliminar
  3. A mí no me gustaban tanto las cintas que llevan los libros editados como éste. Me preguntaba qué dificultad había en llevar consigo una libreta para anotaciones. Luego descubrí los efectos de usar señaladores, entre los asiduos a una biblioteca a donde acudía hace tiempo. Allí pude ver desde plumones fosforescentes (!) hasta quienes doblaban las esquinas de CADA hoja en donde encontraban algo. Como eran libros de investigación, había algunos que, tras pasar por las manos de dos o tres usuarios, quedaban prácticamente inútiles. La solución de la biblioteca fue fotocopiar los ejemplares y restringir el acceso a los tomos originales.
    Allí entendí por qué esta manera "clásica" de editar podía no ser sólo elegante, sino práctica. Aunque sigo usando mi libreta.

    ResponderEliminar
  4. A mi me encantan esas encuadernaciones, pelusita. Mis obras completas de Lorca están así, y me fascinan. Además, y esto va a somar algo loco, con el tiempo ese papel se amarillea un poquito, y para mí, es como el curriculum del libro, como su experiencia.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  5. Pelusa...


    No hay nada en el mundo, que se compare al sonido seco y plao de tocar con las yemas de los dedos las hojas tipo cebolla, es fascinante! jeje

    Tenemos en común ese singular gusto!

    un abrazo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares