Proyecto 365, dia 158: Imposicion e impedimenta literaria (II)
Llevo días tratando de escribir algo para publicar aquí, algo salido de mí, pero no puedo. Cada día me siento frente a la computadora, abro un documento y un buen rato después lo cierro tan en blanco como al principio. No me salen las palabras, y cuando salen no lo hacen coherentemente o se ordenan de forma tan rebuscada que ni yo misma puedo seguir la idea de lo que intento escribir.
Sucede que estoy presa entre grandes letras y mi mente no puede apartarse lo suficiente de esas páginas como para permitirme crear algo propio y original. Ya me sucedió una vez, el año pasado, cuando descubrí Crimen y Castigo de Dostoievski. Cada nuevo fragmento que leía me inundaba de tal forma que luego quedaba como trasfondo de todo lo que hiciera en el día, ya fuera escribir, leer otra cosa, cocinar o simplemente pasear. Me parecía estar viviendo dentro de la mente de Raskolnikov y veía mi propia realidad como un sueño a través de sus ojos.
Y ahora padezco las mismas palpitaciones que entonces: ese vivir una realidad otra como propia y pasar por la mía como si de una virtualidad se tratase. Me siento con Carpentier junto a una chimenea aromatizada con hierbas que una india acaba de macerar entre sus manos para mi. Comienza a sonar la Novena Sinfonía de Beethoven en un radio viejo y con cada acorde surgen los recuerdos de la infancia, de esa infancia que no viví, que no vivió ni siquiera Carpentier pero que nos es común a ambos, y vuelan en torno nuestro remembranzas de la iglesia de Jesús del Monte detrás de cuya avenida cuesta imaginar la cabalgata mambisa de hace poco mas de un siglo, y resuenan entonces las notas de una tuba oxidada que salen de alguna ventana colonial ricamente enrejada y abierta a la salvadora sombra de un jagüey… Se escucha en las viejas bocinas cómo se levanta el coro que ha esperado todo este tiempo con santa paciencia y sonrío ante mi propia ingenuidad, la que me hizo preguntar la primera vez que vi ejecutar la Novena en vivo qué hacia toda aquella gente tan bien vestida sentada del lado de allá de la orquesta, y ya se alzan sus voces que escucho ahora tan nítidamente como aquella primera vez y me hacen vibrar hasta que las lágrimas, incapaces de mantenerse en su depósito, se deslizan suavemente por mis mejillas como temiendo molestar tan sublime interpretación con su paso.
Cierro el libro cuando ha vibrado en todo mi cuerpo la última nota y me quedo tumbada en el sillón, agotada.
(Imagen tomada por Pelusa, Ediciones Huracan, La Habana 1974)
Me rindo. Este "espionaje de apuntes" parece ser una especie de sino espiritual. Será que las musas y los musos también fraternizan a control remoto, cuando ven a sus "pupilos" en lo propio....
ResponderEliminarBesos transpuestos.
Ivanius:
ResponderEliminarQue de comentarios tan misteriosos me dejas a veces!
El mio ha de ser un muso... no logro escribir con la femineidad que veo por ahi.
Aceptados!
Además de recordar a Carpentier, que en mi historia personal figuró en un principio como obligación académica, y de rememorar algunas grabaciones de él que alguien nos puso en el ISA, donde hablaba de la Habana Colonial y de la isla en general, me ha llenado de nostalgias tu edición de Huracán. Mientras te escribo, en mi librero me observan varias de esas ediciones, incluida una igual a la de tu foto. Con la Novena de fondo, y sin cantar los coros, te abrazo y te recuerdo que a veces hay que llenar el vaso hasta el borde para poder vaciarlo después. Yo te espero, porque las esperas contigo siempre son enriquecedoras. Besos.
ResponderEliminarPD: Por ahí vi que Candelario tiene peticiones... ¿No le gustaría atender a sus fans?
Tu experiencia me ha dado un sabio consejo: si no puedes escribir, si te frustras porque la "magia" literaria no sale de ti, escribe sobre esa frustración. Y a lo mejor obtendrás un texto tan genial como el que acabas de escribir.
ResponderEliminarChangos, pocas veces he llegado al nivel de clavarme con un libro hasta hacerlo parte de mi realidad.
Just Dostoievky do it. R
Pelusa
ResponderEliminarPues para sentirte falta de inspiración, lo disimulas bien. Y ese libro de Carpentier es genial.
Un beso
apoyo a marichuy, yo cvuando no tengo nada que decir pss escribo tonteras tu no.
ResponderEliminarMi Pelusa querida: esto ya parece epidemia (yo sufro del mismo mal, aunque mi problema se genera al tener demasiadas cosas en qué pensar y por tanto, no he podido sentarme a escribir). Sin embargo, no desistas, sigue con tus lecturas maravillosas y ánimo, que tal vez las hadas nos traigan la magia de vuelta, besos.
ResponderEliminarMara:
ResponderEliminarGracias por la paciencia y la confianza.
Candelario ya vio las sugerencias y esta preparando minuciosamente su proximo conicerto..
Besos
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Morinakemi:
Me alegro de haberte servido de buen ejemplo.
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Marichuy:
Gracias.
Y si, es genial!
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Alex:
Son tonterias bien disfrazadas, nada mas.
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Palomita:
Debe ser el verano... A Mau lo trae de cabeza tambien y hasta las hadas se han despertado, como no!
Que la magia te acompañe! (ups, era asi la frase, no?)