Proyecto 365, dia 148: "¡Bergantin al pairo, mi capitan!"

“Al regresar a los Estados Unidos, hace pocos meses, después de la extraordinaria serie de aventuras corridas en los mares del Sur y en otros parajes, de las cuales se hace el relato en las siguientes paginas…”
No más hice leer esto y comencé a frotarme las manos con todo placer: tenía ante mí mas de doscientas paginas de peligrosas y seguramente disfrutables aventuras y estaba apenas en las primeras líneas. Me detuve por unos segundos. Rememoré todas las gratas sensaciones que experimenté hace muy poco con la lectura de “La isla del Tesoro” y, por fin, me lancé a la aventura –digo, a la lectura- de la primera novela que ha caído en mis manos de Edgar Allan Poe: “Las aventuras de Arthur Gordon Pym”.

Las páginas en las que, de la mano del buen Hawkins, pude degustar la búsqueda del tesoro del capitán Flint eran poco menos que luminosas. Aunque llenas de piratas sin escrupulos y actos deleznables, a medida que avanzaba en la lectura mi excitación no podía menos que aumentar y no paraba yo de cotejar los derroteros por los que se narraba que había navegado “La Hispaniola” con el mapa que tenía en la primerísima pagina de mi recién adquirida edición ilustrada. ¡Hasta llegué a sentir cierto respeto por el largo John Silver, incluso con su alma traicionera! Detrás de aquellas letras nunca dejó de sonar para mí su inolvidable melodía:

¡Quince hombre en el cofre del muerto
yo-jo-jo y la botella de ron!

¡Ah, pero Poe no puede dejar de ser Poe! Y el pobre Arthur Gordon Pym sufrió por su causa mas desventuras que aventuras… ¡Que oscuro libro acabo de cerrar!

El desafortunado protagonista –que, a pesar del propio Poe, tenia muy buena estrella- estuvo al borde de la muerte mas veces que cualquier otro aventurero que yo recuerde, desde el sangriento motín de a bordo hasta el puro canibalismo pasando por la asfixia, el naufragio (tiburones incluidos), la inanición y los barbaros miembros de una tribu desconocida. De todas salió mal que bien ileso, pero solo para caer en una situación peor que la que acababa de abandonar.

Claro que era Poe y no otro el autor, y –como siempre me pasó con sus aterradores cuentos- no me dejó desprenderme del libro hasta que no se hubo terminado, si es que así puede decirse puesto que tales aventuras quedan inconclusas y uno –inocente lector- que ha sufrido tanto al lado del pobre Arthur, se queda en la ultima página sin aliento. Revisas y vuelves a revisar el libro y nada, no hay ni asomo de la continuación, ya no hay mas paginas escritas…

¿Qué podemos hacer ahora, Arthur, Peters y yo, atrapados como estamos en este ligero bote en medio del océano y tan cerca del polo Sur y del crudo invierno? ¿Qué o quién es esa blanca aparición que se ve allá entre la niebla?
_________________

Ahora entiendo por qué Julio Verne no pudo resistirse a la tentación de escribir una continuación para este libro (“La esfinge de los hielos”), y justifico –y acompaño- plenamente a Carpentier cuando, allá por 1964, afirmó en una entrevista que le hiciera Cesar Leante:
“La prosa de Edgar Allan Poe es, a mi juicio, una de las más extraordinarias de todos los tiempos. Hay fragmentos de “Aventuras de Arthur Gordon Pym” que no me canso de releer. El episodio de las cajas en la bodega del buque, por ejemplo.”



(Imagen tomada por Pelusa)

Comentarios

  1. "No sé de qué me hablas", si a mí ni siquiera me gustan las novelas de piratas.... jejejeje

    Habrá que releerlo....

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  2. Algo de culpa tienes tu en esto, Ivanius, asi que no te me hagas el sueco (como dicen en mi tierra)...

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  3. Te cuento del ejercicio de ayer ¡no pude! :(

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  4. NTQVCA?

    Yo tampoco he podido, pero lo sigo intentando... la idea me encanta!

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  5. La verdad es q ya no recuerdo cuando fue mi primer encuentro con "La Isla del Tesoro"... quizá algún cuento de biblioteca como a eso de os 6 o 7 años (aprendí a leer a los 5)... pero si esa historia se ha transformado en parte de mi. Es q la he leído, la he visto, la he escuchado mas de mil veces y ya es parte parte de mi...

    Incorporaremos este nuevo libro q me recomiendas pelusilla, pero ufff, ya tengo 4 en cartelera...

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  6. Pelusa

    Y a mí que me encanta el Poe del horror; tendré que leerme esta, porque la platicas tan "sabroso", que dan muchas ganas.

    Un beso

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  7. Sábado... compra de libros...

    buscaré el que dices...


    Gracias.

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  8. Me encanta Poe! No lo puedo remediar... es que nacimos el mismo día, que no el mismo año... es como la representación literaria de mi dark side... Me voy, tengo una cita con Verne y hace semanas que lo dejo plantado. Besos, pelusita.

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  9. Hombre mirando al SO:

    Pues yo lo lei la semana pasada. Es que la isla del tesoro era lectura de niños, no de niñas... y si, la vi muchas veces en la tele, en animados y en peliculas y me sabia la historia de memoria, pero el placer de un buen libro es insuperable!
    La recomendacion es buena, asi que apuntalo sin dudar en tu lista.
    Un abrazo!

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  10. Marichuy:

    Este Poe es un tanto diferente, pero tan bueno como el del horror. Si, ademas, te gustan los libros de aventuras, este es tu libro!
    Besos!

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  11. MasQuerida:

    Ojala lo encuentres. A mi me encanto!

    Suerte!

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  12. Marita:

    Es la magia de los grandes, la ubicuidad: te garantizo que de no ser por eso tendrias que esperarte a que Verne terminase su cita nocturna conmigo...

    Donde esta Palomita? ;)

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  13. Cuando a los nueve años enfermé de las anginas no hubo cómo sacarme de la cama, y en el taburete descansaban a ratos tres libros que mi padre llevó. Éste era uno de ellos, el primero que leí de Poe. Los otros dos: Los Tigres de la Malasia, de Emilio Salgari, y El Globo Gigante, de Lamartine. Me hiciste recordar gratos momentos, con mucha nieve de limón.

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  14. Ay, Canalla! Ahora has sido tu quien me ha despertado muy buenos recuerdos: Salgari!!!! Hace siglos que no pensaba en su maravilloso mundo...
    A Lamartine no le conozco, tendre que sumarlo a la lista de pendientes.
    Un abrazo!

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  15. ¡Más recomendaciones! *jeje* Me encanta que compartamos las lecturas, porque además de que nos hacemos recíprocamente agua la boca, evocamos recuerdos, volvemos a leer o ponemos en lista y ante todo, compartimos el placer de la lectura. ¡¡¡Salú!!!

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