Proyecto 365, dia 68: Caos emocional.

-¿Por qué no escuchamos algo de música mientras comemos?- fue la sugerencia que comenzó todo. Ponemos la mesa, sirvo la comida y, mientras, G. enciende el ordenador. Nuestros discos aun no nos llegan, así que buscamos algo en youtube…
-¿Qué quieres oír?
-No se, quizás Kenny G –aun no logro entender por que lo acusan de destructor de la buena música si es tan buen digestivo…
-Puede ser… –teclea algo- ¡Mira lo que he encontrado!- y comienza a sonar un coro infantil soviético cantando una hermosísima canción sobre la amistad. Me siento a su lado, fascinada con las voces de los niños y la gallardía de la melodía que hacia muchos años no escuchaba.
-Y este es el tema de aquel programa musical, ¿no?… “Un cielo azul y un redondel es el dibujo de un niño…”- canto entusiasmada por los recuerdos- Anda, ponlo, si no dura mucho…- me sonríe y, claro, me complace.
-¿Y esto que es?- apunto a un link en la barra lateral un par de minutos después.
-Esa es la música de aquella película que vimos con Sasha, “Romance de oficina”, ¿la recuerdas?
-Claro! Seria bueno escucharlo…-y poco después, al compás del tema, comienzan a surgir evocaciones de las veladas de miércoles en casa de nuestra amiga…
-¿Y esto?- señalo otro link.
-¡Ya veras! –Un nuevo clic y suena el tema de “17 instantes de una primavera”. Nos quedamos medio inmóviles escuchando con la mirada fija en un punto varios años atrás
-¿Y este de aquí? – pregunto poco después- ¿Será el tema de las Olimpiadas?
-A ver… -y suena una música triste, muy triste… “Adiós, Misha, no llores…”
-¿Misha? ¡¿El osito Misha?! Yo tenia uno de peluche cuando era niña y…-se me escapa un sollozo.
-Pero, ¿qué te pasa? Tu eras muy pequeña cuando las olimpiadas, ¿no?
-Si… si… tres añitos tenia… pero…-y salgo corriendo hacia el baño buscando cortar con el frío del agua el calor de mis lagrimas. No eran las olimpiadas, era todo: La alegría de aquellos tiempos, la despreocupación de la infancia, la confianza en el futuro que ahora parecía elevarse y perderse en los cielos con aquel osito relleno de helio… ¡Adiós, Misha, no llores…!
Desde el baño escucho sonar por fin a Kenny G…
-¿Comemos?
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Epilogo.

Tres cuartos de hora mas tarde, estamos de nuevo frente al ordenador. Como sobremesa, escuchamos a Tchaikovski, el primer movimiento del concierto para violín. Ya comienza suavemente Oistrakh a lucir su virtuosismo con los impecables sonidos que le arranca a su instrumento. Ya va entrando en el tema. Ya se va haciendo cada vez mas rápida y elegante la melodía… y de pronto me veo sentada una tarde de hace dos años en un taxi verde en pleno Periférico a toda velocidad rumbo al sur…

Comentarios

  1. yo tuve varios Mishas... con 9 años y en una sociedad y un microcosmos que no sabian ni quien era Misha ni sabían que esperar de las "Olimpoiadas de los comunistas", yo solo esperaba vol ver a ver Nadia para flotar con ella. Yo colgaba mi prendedor de Misha de mi falda, aunque me marcara y me hiciera tan diferente a los demás, yo era una niña, y mi decisión más difícil del día era de que lado colgar a Misha de mi falda escocesa, o si hacía la tarea antes o después de comer. Yo también he corrido por periferico hacia el sur... yo también dejo escapar sollozos... y evoco una Habana que conocí en el año 80 que se comió el salitre y varios huracanes políticos y naturales... pero ya no voy a llorar, voy a agradecer poder evocar y estar hecha hoy de los recuerdos de lo que fuí... ¿Dónde habrá quedado mi prendedor de Misha?

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  2. Yo tambien tuve un prendedor del Misha que brillaba como el sol, y un adornito para mi mesa de estudio con su imagen, y compraba todas las semanas la revista infantil que llevaba su nombre...
    No llores, Mara... Ya no hay que llorar -solo si las emociones te asaltan por la espalda y se desbocan sin que puedas hacer nada, como ayer.
    "Una habana que se comio el salitre"- preciosa tu frase!!!!
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    Por cierto, hace dos años, en el periferico rumbo al sur tome un taxi y -milagro de los milagros- del equipo de musica salian los acordes de Tchaikovski... Desde entonces no he podido dejar de pensar en el DF sin imaginarme este primer concierto como musica de fondo. Intentalo alguna vez y te sorprenderas!
    Besos y un abraso de oso (Misha)

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