Proyecto 365, dia 44: Yo, dominguera.


Me gustan los domingos.
Los domingos son días de fiesta, celebramos en mi país los días marcados socialmente – el de la madre, el del padre, el del niño, el de la mujer-.
Los domingos son días caseros, días para la familia, días en que en mi casa se hacían comidas familiares –antes de que el efecto Diáspora se colara entre nosotros-, y era fiesta en grande porque mi familia nunca ha tenido menos de 20 miembros.
Los domingos son días de paseo, vestía a mi sobrinito de pocos años con su mejor ropita y me lo llevaba de visita a los museos de la Habana Vieja, a caminar por sus calles, nunca solitarias pero mas tranquilas en esos días.
Los domingos son días de sol y mar, días de playa con mis padres y alguno de mis hermanos, con bolsas llenas de tamales, bocadillos y refrescos, con olor a salitre, con autobuses repletos de bañistas contentos y olorosos.
Los domingos son días de cine, porque así nos acostumbro nuestra TV cubana con sus memorables películas del domingo en la tarde, que eran dos y siempre americanas, una tras otra y con un pequeño intermedio; o con el esperado –al menos por mi- matinée infantil en las mañanas, que comenzaba con el hombre de las mil voces –aquel mismo que un buen día, su ultimo día, se olvido de que el show era para niños y comenzó a lanzar palabras subiditas de tono.
Los domingos son días cultos, en los que aprovechaba para ir hasta el Amadeo, en el Vedado, al concierto semanal de la Sinfónica Nacional; me llegaba en las noches hasta el García Lorca, frente al Parque Central, para ver buen ballet o algo de opera o incluso zarzuela; y hasta sacaba tiempo para ver alguna que otra puesta en escena en el Trianon o en El sótano. En una época solía también frecuentar en estos días galerías con exposiciones de artistas plásticos.
Los domingos son días rusos, en casa de nuestra querida Irina, inundando su espacio de jóvenes amigos, trabajando en su huerto, ayudándola en la cocina, agasajándola con vodka y turrones de cacahuates, tomando cientos de tazas de buen te y escuchando, la mar de las veces, buena música rusa.
Los domingos son días de conocimiento, de reuniones nocturnas, de lecturas interesantes, de meditaciones en grupo…
Los domingos son, a pesar de todo, días tranquilos, en los que el mundo esta recopilando fuerzas para comenzar una nueva semana, una nueva vida.

Comentarios

  1. tu texto me trajo maravillosos recuerdos pasados, no muy diferente a los tuyos y me hizo pensar en mis domingos.
    Hoy, los domingos son dias para pasear en el bosque en ayuna y desayunar en la sima de una montana .
    Y cuando el tiempo es muy frio, nos reunimos para jugar cartas.
    un Beso

    ResponderEliminar
  2. Me alegra que te haya gustado el texto. Eso de los recuerdos era precisamente lo que queria lograr.
    Besos a ti!

    ResponderEliminar
  3. Pelusa: Si, eso son los domingos, son días de afectos y cercanías que te recuerdan el porqué de la vorágine del resto de la semana, son días de recuerdos de mi infancia con mi abue, y la posibilidad de abonar en el banco de los recuerdos de la infancia de Z. A mi también me gustan los domingos, sólo que a veces, la adultez me juega malas pasadas y me recuerda que mañana, va a volver a ser lunes.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  4. Precisamente, querida Mara, este texto salio en un momento en que senti tan cerca el lunes, qu eno pude hacer otra cosa que sentarme a pensar sobre las bondades del domingo... quizas para consolarme.
    Z. tendra, seguramente, muchas cosas lindas que contar cuando los lunes comiencen a hacerse sentir en su vida.
    besos!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares