A Galló en el 115 aniversario de su natalicio
La loma
Siempre que iba a visitarte
me llevaba a la vuelta
una nueva enseñanza y un puñado de rosas.
Como aquella vez que fuimos con mi madre
y todos salimos con tu sonrisa en nuestros labios.
No importaba el largo viaje ni aquella loma de tu casa
sobre la cual nos esperaba un nuevo aliento.
De cada encuentro brotaba la fuerza y la confianza
como hoy de cada recuerdo luz y esperanza.
No existe el pasado ni la muerte
sólo la pereza del que ha dejado de ser fuerte
y cree que sobre aquella loma ya no hay nada.
Dedicado a Gaspar Jorge García Galló (1906-1992)
Comentarios
Publicar un comentario