Lo que nos es cercano

Ayer veía una entrevista a un afamado actor cubano que vivió muchos años fuera de su país. El periodista, llevado por los clichés y probablemente por su propia orientación, le insistía en que señalara un lugar de la Habana como su favorito. El actor decía que no importaba el lugar, que en cualquier rincón de la ciudad él se sentía como en casa porque allí estaba su público que lo acogía con cariño.

G, por ejemplo, tan interesado como siempre en el ser humano, sabe de una ojeada quién vive en qué piso, de dónde viene, qué costumbres tiene, mientras que para mí, si el vecino no tiene una mascota o una planta visible, lo más probable es que pase completamente desapercibido.

El mundo sigue cada vez más de cabeza, hay quien asegura que estamos al borde de una guerra nuclear... y yo, claro, no pierdo el sueño por eso. Sin embargo, hoy he transplantado una suculenta. ¡Gran cosa!, dirán ustedes, pero es la primera vez que hago algo semejante en mi vida. Que es de las plantas más fáciles de tratar y todo eso, sí, sí, ya lo sé. Que lo hago por su bien -¡no me cabe la menor duda! Pero aún así...

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