Sobre mis lecturas actuales y algo más.

Hoy me duele un mundo la cabeza, y no tengo deseos de crear ni de leer, porque fijar la vista me acentúa el dolor, pero como no quiero pasarme el día sin hacer nada, escribo. Aporrear letras así, suavecito, no aumenta el dolor; solo se siente como un ligero martillazo en las sienes, no más...

Estoy leyendo dos nuevos libros, que no es lo mismo que dos libros nuevos. Excelentes los dos. En uno se cuenta la historia de un francés en plena guerra y después, de la forma más coloquial y descarnada posible, sin floreos ni bonituras de ningún tipo, con acentos en el punto de vista de alguien que lo único que desea es seguir vivo en medio de esa locura colectiva. En el otro se cuenta la historia de dos personajes antagónicos, un cura y un comunista, casualmente también en la época de la posguerra pero en Italia esta vez; dos hombres-niños que siempre están buscando hacerse maldades pero que, por la buena naturaleza de ambos, no pasan del grado de travesuras. Con uno de estos libros pierdo cada mañana la fe en el hombre, la confianza en la humanidad; con el otro me regresa cada tarde el consuelo de que aún hay algo en los corazones de algunos hombres que puede salvarnos. 

Estoy también releyendo un tercer libro, por el puro placer de leer en voz alta una buena obra, por el puro placer de compartir con mi G el agradable momento que proporciona una buena lectura. Lectora de tabaquería no fui: lectora de sobremesa he llegado a ser. (Ver el Bonus al final de este post.)

Les he comentado antes que soy miembro de Pretextos, un grupo de lectura online. Con este grupo es que estoy leyendo uno de los dos nuevos libros, precisamente el que leo en las tardes para recuperar la confianza. Lo cierto es que esta vez se está generando un debate muy interesante sobre la lectura y yo, como respuesta a una pregunta de otro miembro del grupo y ayudada por los conocimientos de mi G, claro está, escribí una pequeña exposición sobre la relación original del comunismo con la religión y pensé que sería interesante compartirlo también con ustedes. Aclaro que es pura y breve reseña histórica, no opinión personal. Esa me la reservo.
"La religión es el opio del pueblo" es efectivamente una frase que un joven Carlos Marx, de apenas 26 años, escribió en un artículo en el que especifica desde la primera línea que se refiere a la situación de la religión en la Alemania de esa época, año 1844. Esta comparación de la religión con el opio parece haber sido común por entonces a varios pensadores. Marx basó su idea en el pensamiento de Ludwig Feuerbach quien dijo que "la religión es la autoconciencia inconsciente del hombre". (El artículo de Marx se titula "Contribución a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel. Introducción." y se puede encontrar íntegro en Internet.)
 Marx dice en este artículo que es el hombre quien hace la religión, que pone en los seres divinos, en el cielo o en la vida de ultratumba todo lo que él debería encontrar en sí mismo y en esta vida, y luego se duerme (como si ingiriera opio) arrullado por ideas como la resignación a los designios divinos o una posible mejor existencia mas allá de la muerte, y así deja de luchar en esta vida por su propio mejoramiento.
También dice que la base de todo esto es la sociedad enferma (Marx la llamaba "enajenada") en la que vive el hombre, que lo ha hecho miserable, que lo ha hecho creer que el trabajo es un castigo (porque los ricos no trabajan, o por lo menos no tanto como los pobres, y viven mucho mejor) cuando en realidad "el trabajo hace al hombre"*, o sea, el trabajo es la esencia de la vida del hombre, lo que le confiere su lugar particular en el universo.
Marx en este artículo llama a la religión "la ilusoria felicidad del pueblo" y dice que solo eliminando esta "ilusoria felicidad" es que el hombre puede encontrar la felicidad en la realidad. Pero también de Marx es la idea de que a las ideologías no se las combate con cañones. Para él, la única forma de eliminar una idea o ideología es cambiando la situación social real que la genera.
El que luego tomó "los cañones" para combatir las ideas y la religión, fue Stalin. Para Stalin, con la victoria de la revolución socialista, ideologías como la religiosa estaban fuera de lugar y sólo representaban un retroceso al antiguo sistema en que el hombre era explotado por el hombre. Los comunistas de su tipo consideraban que el socialismo acababa con la llamada enajenación, que según Marx era el fundamento terrenal de la religión, pero la realidad de la construcción del socialismo resultó ser muy distinta de la que ellos pensaban. En este nuevo sistema también existía la enajenación, o sea, la gente seguía siendo infeliz con su vida y en su trabajo, de manera que a los dirigentes no les quedaba más remedio que seguir encontrando a cada paso el fenómeno religioso y lo combatían abiertamente.

*Aunque la idea era común a ambos, la frase "El trabajo hace al hombre" fue escrita por Federico Engels, no por Marx.
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Bonus: 

Para los nuevos lectores de este blog, y los no tan nuevos que quieran recordar momentos especiales, les dejo los enlaces a un par de textos donde explico un poco qué es el "lector de tabaquería" y mi historia con la lectura en voz alta: 

Comentarios

  1. No tengo que adivinar: sé cuáles son esos dos libros. Aunque no he leído el primero, espera turno porque me fue recomendado en este mismo blogbarrio por más de uno. El segundo y sus parientes están desde hace años en mi lista de los más releídos, precisamente porque al ejercitar esos dos peculiares sentidos internos que son el común y el del humor, es posible trabajar constructivamente... y rematar con una sonrisa.

    Un beso agradecido (y aplausos) por este post para Pelusa, y por la referencia al artículo del lector de tabaquería, que (lo dije entonces y lo repito ahora) me parece uno de los mejores textos de este Diario, con homenaje filial incluido. No se lo pierdan.

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    1. Querido Ivanius: Tienes la virtud de sorprenderme, siempre. Que te imagines el segundo y hasta el tercer libro, lo acepto, pero... ¿tambien el primero?! Yo es que no habia ni escuchado nada sobre el hasta que me lo regalaron no hace ni un mes. ¿Como le haces????
      Un beso!

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