De cómo surge la Pelusa 'ama de casa'.

Todo comenzó por una bolsa de pan tostado integral que compramos en la que no quedaba apenas ni una tostada entera. Echarlo a la basura no era una opción... vamos... ¡es pan integral! (y menos en esta época!) ¿Qué hacer entonces con todo ese pan? La respuesta se levantó desde nuestros recuerdos más tiernos, y no se hizo esperar:

Pudin de pan

Pero como esta Pelusa no es precisamente una repostera frecuente, la experiencia casi insólita de andar con las manos en la masa -¡nunca mejor dicho!- me despertó los instintos más básicos de un ama de casa, aquellos que mi madre intentó injertarme cada día de mi infancia.
Miré entonces a mi cocina con nuevos ojos y vi que estaba limpia, si, pero fría, con esa encimera totalmente vacía, como sin vida... y sentí nacer ese escozor conocido de la creatividad transformadora. Poco hizo falta para que se operara el cambio:

Una cestita en una esquina:

Un frasco vacío en otra:

Un maderito más allá:

Y voilá! Cocina cuasi-nueva!

Y ya que estaba...¿por qué no hacer algo también por el baño? Un retazo de tela y un poquito de imaginación bastaron, porque es lo que tienen los apartamentos pequeños: un pequeño toque produce una impresión completamente diferente!

Y como todo empezó por el Pudín de pan, en la próxima entrega les traigo la receta!

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