El asombro.

Y de pronto, una cabra. 

Una cabra negra alli, en medio de tanto cemento. Negra desde la punta de la nariz hasta el final de su pequeña colita.Tenia dos cuernos no mas largos que una mano, muy bien formados y puntiagudos; ojos nobles y patas finas. De sus orejas colgaban varios sellos plasticos. En uno se veia un gran numero 17, escrito con tinta roja. En otro, unas pequeñas letras que no alcance a leer, probablemente las señas del dueño. 
Una cabra en aquel lugar era todo un suceso. Pronto comenzo a reunirse gente a su alrededor. 
-¿Que hace aqui? 
-¿De donde se habra escapado? 
-¿Tendra sed?
-¿Y si cornea a alguien?
-¿Y si la ordeñamos?
Todos la miraban asombrados, como a un ser de un mundo extraño. A la cabra no parecia molestarle la situacion. Ella solo comia tranquila e implacablemente todo lo que encontraba en el pequeño cantero: hierbas, colillas de cigarros, trozos de papel... 
Aparecio un cordel en el que se improviso un nudo corredizo. Un hombre se acerco cautelosamente por detras al animalito. Hecho un manojo de nervios, adelanto el lazo hasta la negra nariz  Ella, docil, lo dejo hacer. Levanto la vista solo un instante. Lo miro extrañada: "Este no es el mismo de todos los dias"-penso, y siguio comiendo.

Estos lunes no dejan de sorprenderme
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Nota muy al margen: ¿Vieron las creaciones tan lindas que Diana, Jolie y Nadia hicieron -y nos compartieron- basadas en la idea del origami para lectores? Las pueden ver AQUI, al final del post con el tutorial.

Comentarios

  1. Ejem... comentando...

    No me imagino quién habrá sido el que dijo "¿y si la ordeñamos?", jajaja. Es como Heidi —cuyas aventuras repasé hace poquito— que veía eso de la ordeña como una cosa muy simple sólo porque vio a todo mundo ordeñando a las cabritas como si tal cosa. Si yo veo una cabra ahí parada fuera de su contexto, supongo que más bien correría en sentido contrario, no creo que a la cabra le caiga bien que se me ocurra ordeñarla.

    Sólo conocí dos cabras en toda mi vida: una le dio una cornada a mi perra Pipa, a quien se le hizo muy fácil ir a mordele una pata a la criatura extraña que había aparecido a la mitad de una calle cubierta de cemento. La otra cabra iba ahí caminando junto a un señor (en un escenario más rural pero igualmente hostil para que una cabra haga su vida de cabra y sus cosas de cabra); los perros de la localidad iban sigilosamente siguiéndole los pasos, querían olerla o algo. La cabra volteaba a verlos, y ellos se hacían hacia atrás, con miedo, fingiendo demencia.

    En todos los casos, ¿qué demonios hace una cabra caminando por ahí? Parece que suelen escapar de su dimensión —una dimensión cubierta de pasto, por cierto— todos los lunes, para pasear con sus patitas sobre suelo pavimentado.

    ¡Comenté!

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  2. Mh?
    Que hace una cabra en la ciudad. De seguro cambio el verde pasto, por el ruido...


    Cariños!

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  3. Se me complico la mañana respondiendo correos, haciendo yoga, cocinando... En un ratito vengo y les respondo sus lindos comentarios!
    Besitos!

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  4. Diana, Feliz cuasi-primer comentario!! ;) Tan lleno de lindas experiencias que poco me queda por agregar.
    Yo, en cuanto vi la cabra, me acerque. Asi hago cada vez que veo cualquier animalito, sobre todo si anda fuera de su dimension. Claro que mi intencion no fue ordeñarla.
    Lamente no tener una camara, pero al menos nos quedo este retrato "hablado".
    Besos!! (y que se repita!)

    Saqysay: Yo creo que todo fue por caminar sin mirar mas que hacia abajo, hacia lo que comia...
    Saludos!

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