Senderismo

Proyecto 365, día 224

Otra de las cosas que tenía para contarles en estos días es que, aunque siempre me ha gustado caminar, acabo de descubrir el senderismo.
En Japón, esto del senderismo está muy desarrollado. En cada prefectura, en cada ciudad –incluso en aquellas que, como en Tokyo, hay muy poco verde- han trazado ciertas rutas para caminar y descubrir las bellezas del entorno. Los japoneses aman la naturaleza y sobre todo aman las estaciones del año que allí son tan marcadas y las han incorporado a su vida activa. Así te encuentras en los libros dedicados al senderismo, rutas diferentes para cada estación que te permiten disfrutar de los sembrados de cerezos en primavera y los de arce en otoño, o te proporcionan un camino fresco en el verano y uno cálido en el invierno.
Sin embargo, durante mi estancia en Japón no tuve la oportunidad de hacer estas rutas mas que una vez, cuando visité en la primavera del 2008 el monte Tsukuba (877m.) cerca de la ciudad donde vivía. En ese momento bajamos caminando el monte, lo que nos supuso dos horas de buena caminata y un par de días de dolores musculares en las piernas.
Mi experiencia actual es muy diferente. Por aquí cerca de casa hay varias rutas que pasan por prados, bosques, bordean riachuelos, se asoman a ruinas de antiguas construcciones; casi todas con terreno llano o con pequeños desniveles que garantizan mas un paseo que un ejercicio. Ahora que comienza el otoño, estación mucho más grata en cuanto a temperaturas para este oficio de caminar, nos hemos decidido a recorrer algunas de estas rutas. Por lo pronto hemos hecho solo dos, pero ha sido tan agradable el paseo que estoy segura que pronto haremos alguna más: ¡el cuerpo lo agradece mucho!
Hoy les dejo con las fotos de la última de estas rutas que hemos recorrido. Espero que las disfruten.








Comentarios

  1. Si hay algo que me gusta, es caminar por los pocos prados/senderos verdes que quedan en la ciudad de México (y en donde no haya malvivientes/ladrones/vagos listos para hacer maldades a los pasantes).

    Y sin escuchar mñusica, como que el propio silencio del entorno te relaja, oh my god!

    ash, como siempre, los japoneses...

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  2. Caminar es bueno y mucho mejor si estoy rodeado de naturaleza. Yo quedo fascinado con los bosques de Suecia, es como si me adentrara en las leyendas, en los cuentos de hadas y de repente veo, al llegar junto al lago, a Odette transformándose en cisne.

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  3. Se ve muy bien ese caminito... por acá sólo abunda el gris, y salir a caminar es poco agradable con exceso de lluvias. Pero al menos hay un trozo de jardín donde asomarse para leer. Mientras no llueva.

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  4. Eso se parece a donde mis padres nos llevaban en la infancia a recoger honguitos...¿te lo he dicho ya, verdad?.

    Bien, no lo repetiré, solo te diré que estoy aprendiendo a amar el caminar por caminar.

    Saludos Pelusa.

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  5. Hermosos lugares... gracias por compartir... te envidio un poco

    hasta hace no mucho vivía yo rodeado de sembradíos y lomitas en las cuales paseaba yo con mis perros y éramos muy felices

    ahora solo hay obras a medio construir y máquinas de ingeniería y arquitectura... el avence y al falta de control lo acaban todo.

    Recuerdo dos senderos que me fueron maravillosos en mis viajes por Asia, uno junto al río Han en Seul y el otro en la cima del Monte Victoria en Hong Kong, ambos grandiosos

    pero en Japón no conocí

    :(

    tendré que volver

    jajajajajaja... busco pretextos.

    Besos muchos Pelusita.

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  6. Si, Pelusita, como dice Misuángelo: en Suecia hay bosques y rutas maravillosas, también en las montañas del norte adonde sólo los cojonudos se arriesgan. (perdón, pero la palabra valientes se me queda chiquitica ante tanto frío!)
    He hecho senderismo de ese que te pasas días caminando, viendo bellezas, acampando por las noches junto al fuego y con tu amor... ah, qué tiempos aquellos de mi matrimonio feliz!
    Una vez perdimos la noción del tiempo en una islita sueca llamada Fårö, junto a Gotland. Es uno de los lugares más tranquilos y hermosos donde he acampado. Qué paisajes de bosque, prados en flor, mar, pequeñas bahías, raukar, y hasta las granjas eran lindas. En Fårö casi todas las ovejas son negras, lo que le da un toque inquietante a la cosa.
    También hemos ido de isla en isla en el enorme archipiélago de Estocolmo, y no hay nada más hermoso que despertar, darse un chapuzón higiénico en el agua de seda fría, y luego tomar café al solecito de la mañana, con alguien a quien quieres mucho. Saber que tienes un día espléndido por delante!
    Fredrik es el mejor compañero de viajes y caminatas que he tenido en mi vida, nunca se estressa y sabe disfrutar cada momento. Sabe apagar el mobil sin ansiedad, sabe que yo hablaré mucho pero también necesito largos momentos de silencio y contemplación, y le estaré siempre agradecida por enseñarme a hacer fuego, plantar la tienda y encontrar mi camino en la naturaleza.
    Ay, disculpa, cogí tu blog para hacerle una carta de amor a mi amigo! Pero bueno, ya saben todos, Suecia espera! Vengan y visiten también Dinamarca y Noruega! Casi me siento obligada a hablar más de Suecia en la islita, en lo futuro.Cariños,
    Silvita.

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  7. Aunque soy muy citadina en diversos aspectos, el andar por el campo en terrenos de bajísimo nivel de complejidad (suelo caerme en lo plano), me encanta. ¡Qué envidia vuestros paseos, Pelusa! Me ha encantado el recorrido pero la segunda foto, me ha robado el corazón, un besotote verde y terracota.

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  8. Pelusita

    Muy bellos, bucólicos, esos paisajes. Hasta se antoja andar por allá

    Un beso

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  9. Todavía me duelen los pies de la última excursión a la Laguna Grande de Gredos y todavía recuerdo lo que me contaba un antiguo alumno japonés sobre el amor a la naturaleza en su país.

    Me encantan esas fotos de soledad y verde que compartes. ¡Y yo que creía que vivías en Méjico!

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  10. Pues muero de envidia, Pelusita. Esa sensación de estar rodeada de algo más grande que tú, te lleva inevitablemente a estados reflexivos. Cuando me da por ir a correr a Chapultepec, siempre me doy unos minutos para caminar entre los árboles, respirar bien hondo, y abrazr alguno... no falta el indiscreto que me observa con ganas de llamar al psiquiátrico de la ciudad.
    Me encantaría tener una extensión de verde así, tan cerca, para pasear aunque sea de vez en cuando.
    Besos...

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