Entre naufragios e incendios.

Proyecto 365, dia 189
“Tuyo es lo que sobrevive a un naufragio”- estoy segura de que esta frase del último artículo de G. nos dejó pensando a todos los que tuvimos la suerte de leerlo. Conmigo, al menos, así sucedió. ¿Qué es realmente mío?

Llevo cinco años viajando y al menos tres mudanzas. De lo que originalmente cargué conmigo (unos 24 Kg.) sólo me quedan unos pocos libros, una vieja agenda con teléfonos de amigos (la mayoría ya ha cambiado) y fotos de familiares, un traje de falda y chaqueta que nunca usé –recuerdo de una gran mujer que nunca conocí pero que admiro profundamente-, una foto de Sai Baba y –sin contar las memorias- poco (o nada) mas. Todo cabría en un pequeño maletín de mano. Esto quizás viene a confirmar aquel refrán que afirma que tres mudanzas equivalen a un incendio.

Muchas veces me he preguntado por qué sigo cargando con estas cosas. Son cosas que –salvo los libros y las fotos- nunca uso. Viajan conmigo solo para ocupar un lugar en un armario y no moverse más. Me reconforta saber que siguen ahí pero sé que podría prescindir de ellas. Entonces, ¿qué es realmente mío?

Mío es quizás lo que llevo dentro: los recuerdos, las experiencias, las enseñanzas que he sacado de ellas, las realidades que he descubierto por mi misma, las hipótesis que he comprobado en mi propia carne… Por eso me gusta ir despacio, para no ir vacía. Porque nada llega a pertenecerme, nada llega a serme útil si no lo proceso hasta entenderlo por mi misma.

Eso puede que sobreviva a un naufragio, si yo misma lo hago.

The Ninth Wave (Ivan Aivazovsky, 1850)

(Imagen tomada de Wikipedia)

Comentarios

  1. ¿Sabes, Pelusa?

    Me identifuico un monton contigo... bueno, con lo que describes. Seré sincero, hace años cuando empecé a investigar sobre la filosofía en las turbias aguas del budismo, me di cuenta de que las "4 santas/sagradas verdades" (supongo que las conoces) dicen algo muy cierto: el apego a "lo mateial" (yo diría que el apego a las personas, en realidad) son lo que causan el sufrimiento.

    Por eso como que poco a poco me fui haciendo asceta y me deshice de varias cosas, y ahora creo que lo único mío es el iPod porque tiene música, en ese sentido de verdad no me importaría si un día un incendio quemara mi cuarto y mis cosas...

    espero algún día (como tu lo has hecho) poder viajar/vivir en algunos países del fucking world. Seguramente me llevaría el iPod, un cepillo de dientes y ya.
    Oh si, lo que de verdad importa son los recuerdos =)

    ResponderEliminar
  2. Lo que realmente te pertenece Pelusa, es tu cuerpo y tu mente, eso es lo que te llevas cuando cambias de residencia y que obvio no puedes dejar, entonces eso es lo verdaderamente tuyo... nada más.

    Tus pensamientos, tus recuerdos, tu vida, tus imágenes... eso es lo que realmente importa, todo lo demás siempre será lo de menos.

    Un beso Pelusita.

    ResponderEliminar
  3. Coincido con Morinakemi con lo del apego a lo material, son lastres. Sin embargo, yo todavía tengo que trabajar muchas cosas al respecto porque mi afán de acumular, aunque disminuido, sigue en pie. Particularmente, lo que guardo con más ahínco son precisamente, las fotos, porque son recuerdos (hay algunos que incluso no son míos pero que pertenecen a mi historia) en los que llevo la historia familiar (o así lo creo). Sin embargo, coincido con Malque en que todo lo demás siempre será lo de menos, en las tormentas de la vida. Muchos besos, Pelusilla.

    ResponderEliminar
  4. Pelusita

    Me encanó tu escrito. Yo no soy exilada, pero he cambiado de lugar de residencia, y aunque a diferencia tuya, soy dada a guardar muchas cosas… podría decir que sólo cuatro objetos/fetiches inútiles pero demasiado cercanos, son los que en verdad me acompañan… vaya dónde vaya. Y sin embargo, la carga más pesada no son estos objetos, sino mi costal de vivencias y recuedos queridos

    Un beso

    PS No he podido leer la entrada de Gustavo P.; a ver si esta noche tengo chance.

    ResponderEliminar
  5. La palabra naufragio se ha hecho presente en el barrio, acompañada de la imagen de cruel pérdida, amargo desapego y suave o desgarradora nostalgia. A pesar de ello, persisten en mi mente, cada que la leo, otras dos palabras: rescate y esperanza.

    ResponderEliminar
  6. No, ni siquiera los recuerdos... por q después de cruzar la meta ya ni eso quedara... en el ultimo momento cuando estemos ahí solo tendremos ese ultimo sentimiento de pena o alegría... y solo con eso nos quedaremos... osea supongo no?

    ResponderEliminar
  7. Morinakemi:

    Me encanta tu comentario.
    Yo también he estudiado algo de budismo, y estas cuatro verdades son ciertamente irrefutables.
    Hace unos 10 años yo tenia una walkman (en ese entonces no existian los Ipods –en Cuba hoy dia siguen siendo bichos raros y escasos). Iba a todas partes con ella y la disfrutaba mucho, lograba aislarme del mundanal ruido cotidiano y llevaba mi propio mundo a cuestas (era realmente bueno ir en medio de un autobús repleto de gente sudorosa y malhumorada escuchando un nocturno de Chopin o algo de Silvio), hasta un dia en que alguien me mostro la otra cara: mi walkman no solo me aislaba del ruido sino del mundo en general y esto me impedia entenderlo. Fue para mi, como otros, un periodo necesario y superado.
    Si viajas algun dia, te aconsejo no llevarlo. El sonido de cada ciudad, de cada calle, de cada lugar en el mundo es diferente y unico. Si te lo pierdes, es como ver una peli sin sonido… te llevas solo la mitad de la información. Con el cepillo de dientes es suficiente!
    Un abrazo!
    ______________________
    Malque:

    Como siempre, tienes razon. No hay nada que sea tan real como eso.
    Besos!
    ______________________
    Palomita:

    Eso te pasa quizas porque nunca has tenido que mudarte de pais. A mi también me pasaba en Cuba… Guardaba de todo… pero la realidad del peso limite de los aviones te hace considerar que es lo que realmente quieres conservar a tu lado y te obliga a desechar el resto…
    Aprendes a mirar cada cosa muy atentamente porque si un dia no puedes llevarla, su recuerdo seguira contigo.
    Un beso nostalgico.
    _______________________
    Marichuy:

    Con respecto a esa carga pesada, la solucion que he encontrado es meterme en ella de vez en cuando, escoger un episodio determinado y examinarlo hasta sus ultimas consecuencias, extraer de el toda la enseñanza extraíble, y soltarlo… enviarlo a los registros acacicos y seguir mi camino con un poco menos de peso. Claro que el proceso es doloroso y no siempre estamos dispuestos a dejarlos ir… pero esos son otros cinco pesos.
    Y del articulo de G… que lo disfrutes! El de esta semana es encantador.
    Besitos!
    _______________________
    Ivanius,

    Tu comentario tiene todo lo necesario para convertirse en un ideograma asiatico, de esos que más que palabras encierran conceptos (como el de crisis, por ejemplo, que también incluye “posibilidad”) y que nos enseñan a vivir.
    Un abrazo!
    _______________________
    Hombre mirando al SO:

    ¿Quien sabe que nos espera después de cruzar la meta?
    Hay una teoria que me gusta mucho que dice que todos tenemos la posibilidad de cruzar la meta e ir mas alla, pero tenemos que trabajar para ello. O sea, que si no haces de tu esencia algo realmente firme y cristalizado al punto de que pueda seguir ella sola sin la ayuda de tu cuerpo fisico, entonces no quedara nada de ti una vez alcanzada la meta… Me gusta la teoria por razones obvias, no me lo pone facil…
    Interesante el tema…
    Un saludo. (Se te extraña)

    ResponderEliminar
  8. Pelusita: yo también he enfrentado esas grandes mudanzas que conllevan el emigrar, y si concedo a algunos objetos la cualidad de "ancla", no sé, me es difícil de explicar, pero es como una representación material del tiempo por el que transité, y guardan aromas y texturas que me ayudan a apuntalar los recuerdos. Hay cosas que prefiero guardar, aunque pesen. Si un día decido botarlas, es que ya supe como grabar esos pedazos de historia.
    Besos... aquí estoy.

    ResponderEliminar
  9. En mi islita guardo restos de naufragios, de los naufragios que me han traído aquí: un juego de yaquis, el espejo de mi madre, libros, música, algunos cuadros pintados por amigos, una muñequita de trapo hecha por Beatriz, un lápiz de colores regalo de Albertino, una piedra de río, una semilla de Mamey, el olor de la lluvia en el Vedado... pero no siento realmente apego, siento que me acompañan hasta el día en que de desvanezcan por los vericuetos de la vida, se marchen flotando lentamente en la corriente, o me vaya, a la deriva siempre, yo.
    Muy interesante lo que escriben todos. Me encanta asomarme a este blog, Pelusita.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares